sábado, 28 de abril de 2012

DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJADOR



Cada 1 de mayo se celebra el Día del Trabajo en la mayoría de los países del mundo. Muchos trabadores se reúnen para conmemorar el día en el cual, gracias a la lucha de los trabajadores del siglo XIX, comenzó la defensa del derecho a un trabajo digno y en buenas condiciones.Trabajadores del siglo XIX

En la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, se vivía uno gran apogeo donde todas las fábricas trabajan al máximo. Era 1886, la Segunda Revolución Industrial estaba en proceso y Chicago era unas de las ciudades más importantes y ricas de todas. Las fábricas trabajan a toda máquina y los obreros habían logrado organizarse de forma muy eficiente en sindicatos y movimientos que, mediante órganos de prensa y propaganda, defendían sus intereses. 

Agrupados en La Federación Estadounidense del Trabajo, reclamaron que debían promulgarse leyes que decretaran la jornada de trabajo máxima de 8 horas. Si bien el reclamo fue escuchado en todo el país, y a pesar de que se sancionaron algunas leyes a favor de estas demandas; la situación de los trabajadores no había mejorado, lo que llevó a una huelga nacional el 1 de mayo.

La huelga se convirtió desde ese momento, en un hecho histórico para la lucha de los derechos de los trabajadores, quienes lograron ser escuchados y demostraron la importancia de un trabajo digno.

El Día del trabajo hoy
En estos tiempos, existen diferentes agrupaciones de trabajadores, que luchan con el mismo espíritu que en el Siglo XIX. En este día, en todo el mundo se celebra la reivindicación de los derechos de todos los trabajadores. El trabajo digno, en condiciones dignas y con jornadas que no superen las 8 horas de trabajo, son algunos de derechos que todos los trabajadores defienden día a día en sus puestos de trabajo. 

miércoles, 20 de julio de 2011

identidad nacional

identidad nacional


Dicen las malas lenguas que al peruano le falta identidad nacional. Es un craso error porque todo ser humano como toda colectividad define siempre un modo de ser, un modo de pensar, de comportarse. No hay ser humano ni colectividad nacional sin rasgos propios, originales. Todo lo existente perfila, pues, una identidad. Tal vez lo correcto sea decir que la identidad es sólida o débil, feble, ambigua, malaguosa o fuerte.

¿A quién le falta identidad nacional en el Perú? Si entendemos ésta como el arraigo de nuestras raíces, historia, valores, la experiencia peruana revela a una sociedad, más bien, de identidades fuertes. ¿Podrá alguien decir que nuestros paisanos, los qosqorunas (Cuzco) no son claros y meridianos en su modo de ser? Si hasta el centro, el ombligo del mundo se sienten. ¿Habrá alguien tan miope que no encuentre solidez en los aymaras, los hombres de bronce? ¿Y qué decir de los huancas como de nuestros paisanos de Ayacucho o de Huancavelica, seguros de lo suyo pero desamparados tantas veces en nuestra historia patria? ¿Puede alguien ser tan despistado que encuentre falta de carácter, de temperamento nacional en nuestros campesinos cocaleros? Y si cambiamos de región, ¿acaso los chiclayanos, los piuranos, los tumbesinos, los huaracinos, los trujillanos o los hombres y mujeres de Iquitos no están escribiendo en los últimos tiempos y desde siempre páginas de lucha, de dignidad, de amor al terruño, a lo propio? Ni hablemos de los nacidos en la denominada República de Arequipa, los que a partir de su entronque histórico con el Cuzco y Puno configuraron hace varios siglos una región semi-independiente poco ligada a la capital, con mucha autonomía, circuitos comerciales propios, hasta tren regional y salida comercial hacia Bolivia como lo podemos encontrar en valiosos ensayos de Tito Flores Galindo y Baltaco Caravedo Molinari. Destaca además el orgullo de los chalacos y de todos los regionalismos.

¿Cómo ha podido difundirse esa monserga de falta de identidad del peruano cuando encontramos un tremendo potencial identitario? Lo que pasa es que la llamada identidad nacional no es una sumatoria de identidades múltiples. Sumando identidades regionales fuertes no resulta una identidad nacional fuerte, menos en un país que se caracteriza por tener una composición étnica muy heterogénea. ¿No serán los estamentos criollos los que no viven identificados con la historia patria y sus valores nacionales? Porque que sepamos son ellos los que han gobernado nuestro país desde el grito libertario y han dado escasas muestras de solidez en sus proyectos políticos, en sus plataformas gubernamentales. ¿Dónde pues la debilidad, la falta no de identidad sino de patriotismo, de amor por lo nuestro y la venta fácil de nuestros recursos a los extranjeros? ¿Acaso no es desde Lima desde donde se ha dirigido el Perú a partir de 1532 y posteriormente a partir de 1821?

Tal vez en la regionalización y en el incipiente proceso de descentralización, se encuentre el camino para sacar adelante el país con su unidad y diversidad simultáneas.

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